La economía de plataformas es un modelo económico en el que se utilizan plataformas digitales para facilitar transacciones comerciales y la prestación de servicios entre particulares o empresas. En este modelo, las plataformas digitales actúan como intermediarios entre los proveedores de bienes y servicios y los consumidores, facilitando la oferta y demanda de productos y servicios.
Las plataformas de economía colaborativa, como Airbnb, Uber o TaskRabbit, son algunos de los ejemplos más conocidos de este modelo económico. En estos casos, las plataformas digitales conectan a particulares o pequeñas empresas que ofrecen servicios o productos con usuarios que los demandan, a través de aplicaciones móviles o plataformas web.
Este modelo económico ha ganado popularidad en las últimas décadas, impulsado por la masificación de internet y los avances tecnológicos. Las plataformas digitales permiten una mayor eficiencia en la asignación de recursos y reducen los costos de transacción, ya que las transacciones comerciales se realizan de forma más rápida y con menores costos que en el modelo económico tradicional.
La economía de plataformas ha generado una gran cantidad de oportunidades de negocio, al permitir la entrada de nuevos actores en el mercado, la reducción de barreras de entrada y la creación de nuevos empleos en el sector de la tecnología y la informática.
Sin embargo, también ha generado una serie de preocupaciones y desafíos para la regulación y protección de los derechos laborales y los consumidores, así como para la fiscalidad y la competencia en el mercado. Por ejemplo, algunos trabajadores de plataformas digitales pueden enfrentar problemas de precariedad laboral y falta de protección social, mientras que las empresas tradicionales pueden verse afectadas por la competencia desleal y la falta de regulación de las plataformas digitales.
En el artículo que publicaremos mañana, analizaremos por qué este modelo de negocio es el mayor peligro para las pensiones.