I. Introducción. En general, la gran mayoría de las personas se identifican con el género que se les asignó al nacer y no tienen la necesidad de cambiarlo legalmente, y para aquellos que sí deseaban cambiar su género, ya existían procesos legales y administrativos que permitían hacerlo. Por otro lado, la violación ha sido duramente castigada desde hace décadas, y el código penal ya destinaba parte de su articulado a la protección del bienestar animal.
Por lo tanto, lo que tienen en común todas esas leyes que se indican en el título es que, sin perjuicio de que resulten modificaciones positivas o negativas, no responden a una necesidad real de la mayoría de la población, y nadie parece estar prestando atención a los efectos devastadores que están provocando en la sociedad.
II. Fragmentación social. Muchas personas coincidirán en la idea de que, este tipo de leyes no son una prioridad, en comparación con otros problemas más urgentes y relevantes que enfrenta la sociedad en este momento.
Por ello, el hecho de que los medios de comunicación presten tanta atención a estas leyes superfluas, y los individuos destinemos nuestra energía a comentar con familiares y amigos nuestro parecer al respecto, haciendo bromas o argumentando sobre sus implicaciones sociales, está provocando que las personas que enfrentan en este momento problemas sociales, sientan cierta desconexión con una sociedad en la que, sus puntos de vista, intereses, y necesidades individuales, son diferentes e incompatibles con los de otros grupos.
Dicho de otra forma, cuando el dueño del bar de debajo de tu casa, o el de la peluquería a la que vas cada tres semanas se sienta a repasar su facturación y los impuestos que va a tener que pagar, y se plantea qué va a ser de su familia si tiene que cerrar su negocio, mira por la ventana y percibe que el resto de personas parecen mucho más preocupadas por las implicaciones sociales que provoca que los hombres participen como mujeres en campeonatos de lucha grecorromana, logramos que ese hostelero o peluquero se sienta diferente, aislado, frustrado y desmotivado para actuar colectivamente frente a los verdaderos problemas que atraviesa la sociedad.
III. La fragmentación social a lo largo de la historia. La fragmentación social ha sido utilizada históricamente para mantener el control político y evitar la construcción de mayorías hegemónicas en la sociedad. Esta técnica ha sido aplicada en diferentes contextos políticos y sociales, y ha sido utilizada por gobiernos autoritarios y democráticos por igual.
Una de las formas más comunes en que se ha empleado la fragmentación social es a través de la creación de jerarquías sociales. Mediante esta estrategia se pretende la creación de una serie de grupos sociales con diferentes niveles de poder y privilegio, fomentando la división y la competencia entre ellos. De esta manera, se evita la construcción de una mayoría hegemónica y se garantiza la continuidad del poder de aquellos que se benefician de la jerarquía social.
Asimismo, la fragmentación social se ha utilizado a través de la creación de grupos identitarios excluyentes. Esta estrategia implica la creación de grupos sociales que se definen a sí mismos como superiores a otros grupos y que excluyen a aquellos que no comparten su identidad. De esta manera, se fomenta la división y la fragmentación entre diferentes grupos sociales, y se evita la construcción de una mayoría unida.
1. Colonialismo. En el contexto del colonialismo, la fragmentación social se utilizó como una estrategia para mantener el control político y evitar la construcción de una resistencia unida por parte de los pueblos colonizados. Los colonizadores fomentaron la división y la competencia entre diferentes grupos sociales, creando así una sociedad fragmentada compuesta por múltiples minorías que luchaban entre sí.
Una de las estrategias utilizadas para fomentar la fragmentación social en el colonialismo fue la creación de jerarquías sociales basadas en la raza y la etnia. Los colonizadores crearon un sistema de castas que otorgaba diferentes niveles de poder y privilegio a diferentes grupos raciales y étnicos. De esta manera, se creó una sociedad fragmentada en la que cada grupo luchaba por su propia posición de poder, y se evitaba la construcción de una mayoría hegemónica que pudiera amenazar el poder político establecido.
Otra estrategia utilizada en el colonialismo fue la prohibición de lenguas y culturas nativas. Al imponer una lengua o cultura dominante, se fomentó la división y la fragmentación entre aquellos que no compartían la lengua o cultura dominante, y se evitó la construcción de una identidad colectiva que pudiera amenazar el poder político establecido.
Asimismo, se crearon grupos identitarios excluyentes en el colonialismo. Esta estrategia implicaba la creación de grupos sociales que se definían a sí mismos como superiores a otros grupos y que excluían a aquellos que no compartían su identidad. De esta manera, se fomentó la división y la fragmentación entre diferentes grupos sociales, y se evitó la construcción de una mayoría unida que pudiera desafiar el poder político establecido.
2. Apartheid. El apartheid en Sudáfrica fue un régimen de segregación racial que estuvo en vigor desde 1948 hasta 1994. Durante este período, se utilizaron diversas técnicas de fragmentación social para mantener el control político y evitar la resistencia de los grupos marginados.
Una de las técnicas utilizadas fue la creación de leyes que definían y diferenciaban claramente a diferentes grupos raciales. Se crearon cuatro categorías raciales principales: blancos, negros, mestizos y asiáticos, cada uno de los cuales tenía diferentes derechos y privilegios legales. Esta división racial creó una sociedad fragmentada y altamente desigual, donde los grupos raciales no podían interactuar libremente ni disfrutar de los mismos derechos.
Otra técnica utilizada fue la creación de bantustanes o “territorios nativos”, que eran áreas segregadas para diferentes grupos raciales. Estos territorios eran muy pobres, no tenían recursos y eran administrados por líderes colaboracionistas que trabajaban para el gobierno del apartheid. De esta manera, se fomentó la fragmentación y la separación entre los diferentes grupos raciales, lo que permitió al gobierno mantener un control más fácil sobre ellos.
IV. Enfrentando la fragmentación social. La fragmentación social puede tener efectos negativos en la sociedad, como la falta de solidaridad y la dificultad para actuar colectivamente para resolver problemas importantes. A menudo, esto se debe a la creación de leyes que fomentan la división entre diferentes grupos sociales y a la exclusión de aquellos que no comparten su identidad. Si bien las políticas y las leyes pueden ser importantes para abordar estas cuestiones, también es fundamental que los individuos, individualmente, asuman la responsabilidad de evitar los efectos negativos de estas leyes.
En primer lugar, es importante otorgar a estas reformas legislativas la importancia que tienen, y ser conscientes de que su finalidad es entretener a la sociedad, mantenerla ocupada hablando y comentando, y acaparar la atención mientras los verdaderos problemas siguen sin resolverse.
En segundo lugar, cada vez que en el fuero interno de cada individuo sintamos cierto odio, resquemor o envidia, frente a un colectivo concreto: “los funcionarios que no trabajan”, “los que viven de los RGI”, “los ocupas”, “la casta política”; o si otros consideran que somos parte de alguno de esos colectivos, y tendemos a ponemos a la defensiva cuando somos objeto de ese tipo de actitudes o críticas, debemos dedicar unos minutos a reflexionar sobre si puede existir algún colectivo de personas por encima de todos nosotros con un marcado interés de fomentar esa diferenciación, y en posicionarnos en contra.
En tercer lugar, otra forma en la que los individuos podemos comportarnos para evitar los efectos de la fragmentación social, puede implicar la educación de uno mismo y de los demás sobre diferentes culturas, etnias, géneros, y orientaciones sexuales, y la creación de espacios inclusivos donde todas las personas sean valoradas y respetadas. También puede implicar la toma de acciones concretas para eliminar la discriminación en el entorno laboral, en la educación, y en la comunidad.
Una vez los individuos abordemos individualmente las causas profundas de la fragmentación social, y estemos concienciados con ellas, es probable que la unión de todos los grupos para combatir ese tipo de políticas va a surgir de forma natural e inevitable, sin necesidad de planificar acciones especificas.