El teletrabajo se ha vuelto cada vez más común en el ámbito laboral, y algunas empresas han optado por reducir o eliminar esta modalidad sin razones objetivas. A continuación, se discutirán tres situaciones en las que los empleados podrían resistirse a volver al trabajo presencial tras haber experimentado el teletrabajo: 1) necesidades de conciliación familiar, 2) vulneración de derechos fundamentales, y 3) simplemente porque no quieren.
- Conciliación familiar
El teletrabajo puede surgir de dos maneras: por acuerdo mutuo entre las partes o por necesidades de conciliación familiar. En el segundo caso, los empleados pueden solicitar una adaptación voluntaria de jornada en modalidad de teletrabajo y, en caso de negativa por parte de la empresa, presentar una demanda judicial de conciliación familiar. Esta demanda puede incluir el teletrabajo necesario para el cuidado de un hijo pequeño, así como la indemnización por gastos derivados de la negativa de la empresa.
- Vulneración de derechos fundamentales
Existen casos en los que la empresa puede quitar o reducir el teletrabajo como represalia, por ejemplo, en situaciones de embarazo, maternidad, paternidad o ejercicio de actividades sindicales. En estos casos, los empleados pueden presentar una demanda de tutela de derechos fundamentales, solicitando el restablecimiento del teletrabajo y una indemnización por daños y perjuicios. Los empleados solo necesitan presentar indicios de que la retirada del teletrabajo es consecuencia de un motivo de represalia.
- No les da la gana
Esta opción es para aquellos empleados que simplemente no desean volver al trabajo presencial y se niegan a acatar la orden de la empresa. Si bien la empresa podría despedirlos, algunos empleados pueden estar dispuestos a asumir este riesgo. Esta situación puede ser más problemática para la empresa que para el empleado, especialmente en sectores con alta demanda de empleo y remuneraciones elevadas.